jueves, 20 de octubre de 2016

Dejarte atrás y seguir adelante

Tuve ganas de borrarte; sentí la necesidad de eliminarte de mi vida. Por fin me he dado cuenta de que tú no eras para mí y, aunque haya tardado demasiado en descubrirlo, he de decir que me siento orgullosa de poder afirmar que ya no me importas. ¿Recuerdas aquellos enfados, aquellos momentos incómodos cada vez que estábamos a solas? Pues se han acabado.

He decidido que mi vida la manejo yo, estoy para mí, y no puedo estar a la merced de alguien venga y se vaya según el viento que le convenga, porque la verdad es que para que estés a medias y mal, es mejor que no estés. De todas formas, no te guardo rencor.

Hay historias tan fugaces, que duelen tanto que se hacen eternas... pero lo nuestro duró tan poco, que cualquiera diría que apenas existió, y en tan poco tiempo tú fuiste incapaz de hacerme daño. Así que me toca reconocer mi parte de culpa, reconozco haber intentado alargar algo que no daba para más, y haberme hecho daño a mí misma a costa de lo que tú libremente hacías, que por mucho que me doliera estabas en tu derecho de hacer.

Al fin y al cabo, la vida sigue y tú y yo seguimos caminos distintos, que nunca se sabe si se volverán a cruzar.

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